Después de la misiva en plan ultimátum que Steve Ballmer envió al directorio de Yahoo durante el día de ayer, la empresa de Jerry Yang no se demoró en responder. Y una vez más, para desgracia de Microsoft, la contestación fue un NO. Eso sí, un NO con matices. Yahoo señala, en un comunicado de prensa, que no se oponen a un acuerdo que implique la fusión de ambas compañías, siempre y cuando Microsoft ponga una mayor cantidad de dinero sobre la mesa, ya que consideran que la oferta de 44.600 millones de dólares "no refleja el valor estratégico de Yahoo". Dicen estar dispuestos a sellar cualquier transacción en la cual "se reconozca el valor de Yahoo por sí mismo, y que sea superior a cualquier otra oferta".
He aquí un fragmento en español del comunicado de prensa:
...Hemos dejado claro que no nos oponemos a la operación con Microsoft siempre y cuando sea en los mejores intereses de nuestros accionistas. Nuestra posición es que simplemente tiene que la operación debe tener un valor que refleje el valor de Yahoo! incluyendo cualquier beneficio estratégico para Microsoft, y en términos que den seguridad a nuestros accionistas.
En conclusión, queremos dejar clara nuestra posición para evitar confusiones. Estamos abiertos a todas las alternativas que maximicen el valor del accionista. Para ser claros, esto incluye una transacción con Microsoft siempre y cuando represente un precio que reconozca el valor de Yahoo! por si mismo y que sea superior a cualquier otra oferta...
Lo de "que sea superior a cualquier otra oferta" resulta, por decirlo menos, curioso, ya que hasta el momento Microsoft ha sido la única empresa que ha puesto sobre la mesa una OPA de dinero constante y sonante. Otras compañías como News Corp, Google, CNet, etc. lo único que han hecho es mencionar la posibilidad de entrar en conversaciones, pero ninguna de ellas ha hecho una oferta concreta.
En todo caso, la respuesta de Yahoo es inteligente. Tal vez hasta más inteligente que la movida de Ballmer del día de ayer. Lo que ha hecho la empresa de la gran Y! es decirle a todos los inversionistas es "¡No vendaís a Microsoft! Si permanecemos unidos lograremos un mejor precio" y de esa manera evitar que Redmond lleve a cabo su maléfico propósito de comprar acciones a los inversionistas pequeños hasta hacerse con unos cuantos puestos en el directorio de la compañía. Después de todo, en estos asuntos el inversionista siempre tiene la razón.
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